La Administración de Donald Trump ha emitido un nuevo paquete de sanciones contra los rebeldes yemeníes hutíes, en la que ha sido su «mayor acción» en contra de la insurgencia respaldada por Irán, y que afecta a cuatro personas, doce entidades y dos embarcaciones que han importado petróleo «y otros bienes ilícitos» para beneficio del grupo.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro ha explicado que esta medida «incluye a empresas fachada hutíes, sus propietarios y otros agentes clave hutíes que generan importantes ingresos para el grupo mediante la venta de petróleo y otras materias primas en el mercado negro de Yemen y el contrabando a través de los puertos controlados por los hutíes».
«Los hutíes se apoyan en una serie de empresas fachada y facilitadores de confianza para generar ingresos clandestinamente, adquirir componentes de armas y promover su régimen de terror en colaboración con el régimen iraní. La acción de hoy –la más significativa hasta la fecha contra el grupo– subraya nuestro compromiso de desmantelar las vías financieras y marítimas de los hutíes, que facilitan su comportamiento imprudente en el mar Rojo y la región», ha dicho e subsecretario del Tesoro, Michael Faulkender.
Washington sostiene que los hutíes utilizan una red de empresas con sede en Saná, la capital, y Hodeida (noroeste), para facilitar la venta de petróleo en el territorio bajo su control. Además, la mayoría de las empresas están directamente vinculadas a altos cargos de la insurgencia, mientras que «cobran a los yemeníes precios exorbitantes por el petróleo y sus derivados, embolsándose las ganancias para beneficio propio».
Los rebeldes yemeníes, que controlan Saná y otras zonas del norte y el oeste del país desde 2014, reiniciaron sus ataques contra Israel después de que las tropas israelíes rompieran el 18 de marzo el alto el fuego pactado en enero con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y relanzaran su ofensiva contra Gaza, desatada tras los ataques del 7 de octubre de 2023.