La propuesta del viceministro de Economía italiano, Maurizio Leo, plantea elevar los impuestos sobre las ganancias de capital en criptomonedas de un 26% a un 42% para 2025. Este cambio ha sacudido a la industria, preocupada por el impacto que podría tener sobre el interés en el mercado italiano. La medida es parte del presupuesto anual que pronto será debatido en el parlamento, y ya ha generado protestas en el sector. Ametrano, un empresario cripto y CEO de CheckSig, compara la medida con una barrera, que, en sus palabras, “hace que el mercado italiano sea menos atractivo en un momento donde el talento y los capitales buscan destinos amigables”.
Este movimiento fiscal también apunta al staking, una práctica común en la industria, similar a un depósito que genera rendimientos. Al menos por ahora, el gobierno italiano no ha abordado la posibilidad de aumentar el umbral exento, que se aplica solo a ganancias superiores a los 2.000 euros. Según documentos del ejecutivo, esperan recaudar con este ajuste unos 16,7 millones de euros adicionales al año, sumados a los 27 millones que ya genera este impuesto, pero la industria ve este movimiento como un retroceso.
Europa ha sido un campo de pruebas en términos de fiscalidad para los activos digitales, con países como Portugal y Reino Unido optando por un enfoque más laxo y otros, como Suiza, manteniendo niveles mínimos de imposición. Sin embargo, Italia y Dinamarca parecen estar encabezando una nueva tendencia de políticas fiscales agresivas. En Dinamarca, el Consejo Fiscal propuso una tributación sobre el “inventario” de criptomonedas, es decir, sobre las ganancias no realizadas; una estrategia que busca ejercer control en un mercado donde las variaciones de valor son drásticas, aunque el activo no se haya vendido.
Para quienes están en la industria cripto, estos impuestos no solo afectan la rentabilidad de sus inversiones, sino que alteran la percepción de Italia como un destino para el talento y la innovación tecnológica. Javier García de la Torre, director de Binance para España y Portugal, sugiere que estas medidas generan un “efecto dominó”: si los inversores perciben un entorno restrictivo, considerarán mover sus operaciones. Massimo di Rosa, de Bitpanda Italia, respalda esta visión, advirtiendo que la empresa podría replantearse sus planes en el país. Y para los jóvenes, que ya muestran interés en las criptomonedas, un marco tan restrictivo sería un desincentivo a explorar el mundo financiero digital, un terreno cada vez más competitivo y con menos barreras en otros países.
Italia no solo perdería terreno en el sector cripto, sino también en áreas tecnológicas relacionadas. La atracción de talento es crucial para sectores emergentes como blockchain, contratos inteligentes y finanzas descentralizadas. Estos ecosistemas buscan lugares donde puedan prosperar sin miedo a regulaciones excesivas, y cada vez más se fijan en países con políticas abiertas y previsibles. Una encuesta reciente de YouGov revela que los jóvenes en Italia ven en las criptomonedas una alternativa para sus inversiones: el 16% de los millennials y el 13% de la generación Z ya invierten en estos activos, y el interés crece. Este dinamismo podría apagarse si los inversores ven más seguridad en productos tradicionales o fondos cotizados (ETF) que tributarían al 26%, alejándose del mercado directo de cripto.
Algunos en el sector están tratando de abrir un diálogo con el gobierno italiano, esperando que esta medida no sea una declaración de guerra contra la innovación. Sin embargo, el clima de rechazo hacia las criptomonedas parece ser profundo. Andrea Ferrero, CEO del exchange italiano Young Platform, considera que esta rigidez fiscal refleja una falta de comprensión de la innovación digital. Ferdinando Ametrano, por su parte, cree que la hostilidad de las entidades regulatorias como Consob y el Banco de Italia no hace sino reforzar la visión de que el país no quiere facilitar la entrada de estas nuevas tecnologías.
Es un momento crítico para Italia. La actitud de las instituciones financieras hacia las criptomonedas parece anclada en una perspectiva conservadora, muy diferente a la de otros países europeos. En junio de 2022, el Banco de Italia instó a los bancos a no fomentar el uso de criptomonedas, y su gobernador, Fabio Panetta, llegó a compararlas con el “juego” en un artículo en el Financial Times, donde cuestionaba su rol económico y social. En una Europa en la que algunos países han reconocido el potencial innovador de la criptoindustria, Italia está en un cruce de caminos, debatiéndose entre un enfoque restrictivo y la necesidad de no perder el tren de la digitalización.
