La inflación anual en la eurozona se situó en el 2,0% en junio, según la estimación preliminar de Eurostat, alcanzando así el objetivo del Banco Central Europeo (BCE). Este incremento desde el 1,9% registrado en mayo se atribuye principalmente a un repunte en los precios de la energía, mientras que la inflación subyacente se mantuvo estable en el 2,3%.
A pesar de este avance, el BCE mantiene una postura cautelosa. El gobernador del Banco Central de Bélgica, Pierre Wunsch, señaló que los riesgos inflacionarios se inclinan más hacia la baja, debido a la fortaleza del euro, la caída de los precios energéticos y la incertidumbre económica . El FMI, por su parte, recomendó al BCE mantener la tasa de depósito en el 2% a menos que se presenten nuevos shocks económicos.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, enfatizó la necesidad de incorporar escenarios extremos en las evaluaciones económicas, dada la creciente imprevisibilidad de la inflación provocada por shocks globales como la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania.