La inflación en la zona euro aumentó una décima en junio, situándose en el 2%, según datos de Eurostat. Este valor coincide con el objetivo a medio plazo del Banco Central Europeo (BCE). Pese a la incertidumbre global—guerras, tensiones geopolíticas y comerciales—los precios se mantienen estables.

La debilidad del dólar ha abaratado los costes energéticos, lo cual ha mitigado el efecto inflacionario en ese sector. Sin embargo, los servicios, el componente más relevante del IPC, registraron una inflación del 3,3%, resistiéndose a bajar.

Por otro lado, la inflación subyacente se mantiene en 2,5%, sin cambios respecto al mes anterior. El BCE espera una media anual del 2%, lo que implica una reducción en la segunda mitad del año. Existen notables disparidades entre países: Estonia (5,2%) y Eslovaquia (4,6%) registran inflaciones altas, mientras que Chipre (0,5%) y Francia (0,8%) presentan niveles bajos. Las mayores economías, como Alemania (2%), España (2,2%) e Italia (1,7%), se mantienen cercanas al objetivo, siendo clave para el comportamiento del índice general.